En la última década el número e intensidad de los incendios ha aumentado en el
país, como consecuencia de una combinación de efectos de variabilidad climática
y las intervenciones humanas en torno a usos de la tierra, diferentes a los bosques
(rozas agrícolas, desmontes y rozas para ganadería). Los incendios más graves
se registraron en 1998, 2003, 2005 y 2007 (Figura 11), con miles de hectáreas de
bosques y áreas silvestres quemadas, en algunos casos de manera recurrente.
Figura 11. Cobertura forestal y no forestal (Ha) afectada por incendios en los años
2000-2010. Fuente: Secretaría Ejecutiva de la Presidencia, Sistema Nacional
de Prevención y control de Incendios Forestales (SIPECIF).
En el 2010 con el objetivo de llenar el vacío de un sistema nacional de apoyo al
manejo de incendios basado en datos geoespaciales, se realizó el proyecto
42
“Sistema de información geoespacial para el manejo de incendios en la república
de Guatemala (SIGMA-I)”. En el proyecto participaron las siguientes instituciones:
CONAP, INAB, la Coordinadora Nacional para la Reducción de Desastres,
CONRED, y el MARN. La metodología empleada permitió analizar el
comportamiento temporal de puntos de calor y estimar las fechas de inicio y final
de la temporada de incendios. También permitió identificar los departamentos
donde la temporada de incendios es más corta (Zacapa y Alta Verapaz) y donde
es más larga: en toda la costa sur, incluyendo a San Marcos, Jutiapa, Retalhuleu,
Suchitepéquez y Escuintla. Se logró determinar que los incendios no afectaron
solamente la vegetación natural, sino también áreas cultivadas (CONAP 2010d).
Se determinó que 32,189 km
2
del país se han quemado al menos una vez en el
período entre 1998 y 2009, lo que representa un 29.85% de la superficie total. El
área afectada por fuego dentro de Áreas Protegidas fue de 15,037 km
2
y de
17,152 Km
2
fuera (47% y 53% respectivamente), entre 1998 y 2009.
Las zonas con riesgo más alto de acuerdo a los modelos generados son: El Petén,
con probabilidades máximas en la zona de la Ruta al Naranjo y Laguna del Tigre.
Otras zonas incluyen el Oeste de Petén, el Valle de Motagua, la zona costera de
Jutiapa y Escuintla, Nentón en Huehuetenango, zona fronteriza con Honduras en
Izabal, el Valle del Polochic y la zona entre Lachuá-Ixcan.
Dentro de los planes de contingencia para la prevención de incendios, CONAP
realiza educación ambiental y capacitaciones en las Áreas Protegidas de El Petén,
que además cuentan con planes de prevención y control de incendios. Sin
embargo no en todas las Áreas Protegidas tienen un plan de prevención y control,
por lo que es urgente su elaboración, empleando los nuevos recursos del Proyecto
SIGMA-I.
1.6. Necesidades para la conservación de la diversidad genética
forestal
Existe la necesidad de dar mayor difusión a nivel nacional de lo que son los
recursos genéticos forestales y la importancia de su conservación, tanto en
términos biológicos y ambientales, como en términos sociales y económicos. El
concepto, e impacto nacional, de la conservación del recurso genético forestal,
deberá incluirse y aparecer en la Política Forestal y el Programa Forestal Nacional.
Para poder conservar la diversidad genética, se necesita conocer cuánta hay y
cómo está distribuida en las diferentes poblaciones. Este conocimiento permite
priorizar aquellas áreas donde la diversidad genética es mayor y permite
racionalizar los recursos financieros para que los esfuerzos de conservación sean
efectivos y se centren en las áreas de mayor diversidad; o donde ésta tenga
valores estratégicos por su contribución a actividades económicas, sociales y
culturales, además de biológicas. El conocimiento de la estructura genética de las
43
poblaciones es imprescindible para aplicarse en las decisiones de conservación
nacional.
Ya existe un listado de especies prioritarias, y los planes de conservación de los
recursos genéticos forestales, deberán incluir los estudios de la diversidad
genética de estas especies, como una actividad fundamental, por la importancia
que tienen en el sector productivo forestal y como recurso genético forestal. El
INAB deberá fortalecer la conservación del recurso genético forestal, con
actividades específicas e integrarlo a los programas y proyectos de reforestación y
plantaciones forestales. Dentro de las actividades y estrategias que el INAB
deberá promover y fortalecer para la conservación del recurso genético forestal,
están: bancos de germoplasma, fuentes semilleras de alta variabilidad genética,
bosques de conservación genética, microreservas genéticas.
Aún no se integran las iniciativas de ordenación forestal con las de conservación
de recursos genéticos forestales por parte de las instituciones responsables. Esta
actividad debe también considerarse como prioritaria para elaborar un plan de
conservación de los RGF.
Aún no se generan en el país los mecanismos, o se han identificado los
indicadores para evaluar la pérdida de los recursos genéticos forestales.
Es urgente que todas las Áreas Protegidas generen sus planes de prevención y
control de incendios, empleando los nuevos recursos del Proyecto SIGMA-I.
Es necesario agilizar la aplicación de la alerta de plagas forestales, dentro y fuera
de Áreas Protegidas y generar y/o aplicar los planes de prevención y control,
contra aquellas plagas de incidencia recurrente como la del gorgojo de pino.
Existe necesidad que las universidades amplíen los estudios de diversidad
genética de las especies prioritarias y que la información que generen las
investigaciones se publique y esté disponible a los usuarios, para que se aplique a
los planes de conservación tanto por el CONAP como por INAB.
Existe la necesidad de crear foros y estrategias participativas entre el sector
académico y productivo para fortalecer los programas de investigación y
conservación de la diversidad genética forestal.
Existe la necesidad de integrar dentro de las iniciativas de reforestación
nacionales y de plantaciones la conservación de la diversidad genética. Áreas
exclusivas de jardines o plantaciones no comerciales, podrían servir para este
propósito. Los procedimientos y cobertura de estas actividades deberán ser
discutidas por las instituciones responsables.
44
Capítulo 2
El estado de la conservación genética
in situ
Biotopo Protegido Mario Dary “Biotopo del Quetzal” Purulhá, Baja Verapaz
Fotografía de Michelle Szejner
45
Capítulo 2. El estado de la conservación genética
in situ
En este capítulo se analizará el estado de la conservación genética in situ, desde
la perspectiva de la conservación de los ecosistemas y las especies forestales
presentes en las categorías de bosque que presenta Guatemala, dentro y fuera
del Sistema Guatemalteco de Áreas Protegidas, SIGAP (Cuadro 17).
En el país aún no se emplean criterios para determinar unidades de conservación
genética in situ para los RGF, pero se ha avanzado en la priorización de especies
y ecosistemas estratégicos, donde ya se ha considerado la conservación genética
(INAB, 2007); sin embargo dentro del SIGAP y el subprograma de fomento y
conservación forestal del INAB, no se han establecido categorías específicas
para la conservación de los recursos genéticos forestales, tales como: bosques de
conservación genética, reservas genéticas, parques genéticos, unidades de
manejo de recursos genéticos, microreservas genéticas, como parte de las
estrategias recomendadas para la conservación in situ (Heywood, 2005).
Desde la perspectiva de una conservación de RGF planificada, que supone la
ordenación científica de las especies elegidas o prioritarias en una red destinada
para la conservación genética, no se han tenido avances en la ordenación de
áreas específicas. Se han hecho esfuerzos para establecer los criterios e
indicadores para la ordenación forestal sostenible, participando incluso en el
2003 en la Conferencia Internacional sobre la contribución de los criterios e
indicadores para la ordenación forestal sostenible: el camino a seguir (FAO, 2003).
En esta reunión se definieron los criterios generales que se sugirieron aplicar a
nivel mundial. En el capítulo 4 sobre uso y ordenación de los RGF se amplía la
información.
Las reservas de Biosfera se consideran según (Heywood, 2005) lugares de
conservación genética; en Guatemala existen dos: la Reserva de Biósfera Maya,
bajo el manejo de CONAP y la Reserva de Biósfera Sierra de las Minas bajo el
manejo de Fundación Defensores de la Naturaleza, FDN.
La conservación en corredores biológicos también ha recibido atención en los
últimos años, con análisis e iniciativas para el fortalecimiento del corredor del
bosque nuboso en las Verapaces (CECON, 2010). Para la región Nororiental:
Verapaces, Izabal, Zacapa y El Progreso se hizo un estudio piloto para identificar y
priorizar corredores forestales (Díaz, 2005).
Dentro de las iniciativas de conservación regional a nivel de corredores destacan:
los corredores de la Selva Maya, que contienen la segunda masa más extensa de
bosque tropical lluvioso continuo en las Américas, después de la Selva del
Amazonas; y la Selva Zoque y Chiapas/Altiplano de Guatemala, conocida por su
46
diversidad de ecosistemas y por su elevado endemismo (Crytical Ecosystem
Partnership Fund, 2004).
2.1. Conservación dentro de las Áreas Protegidas
En los últimos diez años dentro del Sistema Guatemalteco de Áreas Protegidas,
SIGAP, hubo un aumento importante en el número de Áreas Protegidas. En el
2001 se registraron 127 Áreas, cubriendo 3,255,757.70 ha. el total de Áreas
inscritas al 2010 fue de 293, cubriendo un total de 3.383,362.81 ha. Desde el 2006
las categorías de manejo que han registrado incremento son los Parques
Regionales Municipales y las Reservas Naturales Privadas (CONAP, 2010a).
“Las Áreas Protegidas buscan conservar la diversidad biológica de ecosistemas,
especies y variabilidad genética, para el mantenimiento del ciclo hidrológico, la
estabilidad ambiental y la seguridad alimentaria de la población” (CONAP, 2010a).
Para facilitar la administración y conservación de la diversidad biológica, el SIGAP
estableció seis tipos de categorías y 17 categorías de manejo (CONAP, 2010a).
Cuadro 17. Estructura porcentual del SIGAP por categoría de manejo año 2010
.
Categoría de manejo
2010
2010
%SIGAP
Superficie de Áreas
Protegidas (ha)
Área de usos múltiples
3.739
162,914.00
Biotopo protegido
2.725
118,758.00
Monumento Cultural
1.509
65,734.00
Monumento Natural
0.039
1,714.00
Parque nacional
16.905
734,634.00
Parque Recreativo Natural Municipal
0.001
38.28
Parque Regional Municipal
1.056
46,229.82
Refugio de Vida Silvestre
7.699
335,503.05
Reserva Biológica
1.397
60,878.00
Reserva Biósfera
59.476
2,591,720.00
Reserva Forestal Municipal
0.004
158.00
Reserva Natural Privada
1.411
61,485.82
Reserva Protectora de Manantiales
1.212
52,805.00
Zona de veda definitiva
2.827
123,167.00
Total
100.00
4,357,739.92
Fuente: elaboración propia con información de las estadísticas oficiales de CONAP
(2010a)
Existen otras Áreas Protegidas que son coadministradas con otras instituciones
del sector público, como INAB, Municipalidades, el Centro de Estudios
Conservacionistas de la Universidad de San Carlos de Guatemala, CECON, el
Ministerio de Agricultura y Ganadería, MAGA, Instituto de Antropología e Historia y
el Ministerio de Cultura y Deportes.
47
Los coadministradores del sector privado son: Fundación Defensores de la
Naturaleza, Fundación para el Ecodesarrollo, FUNDAECO, Fundación Mario Dary,
FUNDARY y los propietarios de Reservas Naturales Privadas. De éstas,
Fundación Defensores de la Naturaleza ha iniciado a considerar la conservación
de recursos genéticos dentro de sus Planes de Manejo y actualmente gestiona la
creación de un nuevo Jardín Botánico (FDN, 2011).
Figura 12. Sistema Guatemalteco de Áreas Protegidas, SIGAP. Fuente: CONAP, 2008
48
2.1.1. Dinámicas de conservación y uso de recursos forestales dentro
de Áreas Protegidas
Una de las Áreas Protegidas más importantes del país es la Reserva de Biosfera
MAYA, RBM, con 2,112,940 ha, es el Área Protegida más grande de
Centroamérica, conforma junto a los parques del sur de Petén, Belice y México, la
reserva de bosque tropical más grande de Mesoamérica (CONAP, 2001). Dentro
de la reserva se establecieron tres corredores biológicos con el propósito de
mantener la conectividad y flujo genético de la diversidad biológica (CONAP,
2001).
Dentro de la RBM el CONAP ha desarrollado un mecanismo de concesiones
forestales para el manejo integrado de los recursos naturales. Esta iniciativa
contempla la co-administración de la conservación de la diversidad biológica con
la participación activa de las comunidades rurales, compatibilizando el desarrollo
socioeconómico con la conservación. Dentro de las concesiones comunitarias se
permite el aprovechamiento y manejo de recursos maderables y no maderables,
se otorgan licencias forestales y se permiten aprovechamientos familiares. Para el
2010, CONAP reportó 10 concesiones forestales y dos industriales dentro de la
RBM.
El sistema de concesiones forestales ha permitido la participación de las
comunidades en la conservación y manejo sostenible. Actualmente 22
organizaciones comunitarias forman parte de la Asociación de Comunidades
Forestales de Petén, ACOFOP, que manejan un total de 500,000 ha de bosque.
Estas comunidades han tenido una participación activa en la reducción de la
frontera agrícola, controlado la inmigración dentro de la zona de uso múltiple de la
Reserva y la reducción de incendios forestales (ACOFOP, 2004).
El área de concesiones es representativa del bosque húmedo subtropical
cálido, y el Bosque comunal de la Cooperativa Machaquilá (1,240 ha),
constituye la principal reserva natural de
Pinus caribaea
var.
hondurensis
que aún existe en el país (CONAP 2009a).
Dentro de las concesiones forestales de la RBM se aprovechan un total de
62 especies latifoliadas, las que se listan en el Anexo 2.
En relación a la conservación
in situ, dentro y fuera de Áreas Protegidas el
Proyecto de Incentivos Forestales, PINFOR del INAB, ha tenido un impacto
significativo al aumentar las áreas que cubre el Programa en las categorías
de bosques de protección y de producción, así como con actividades de
manejo de regeneración y reforestación, dentro de las 14 zonas de vida del
país, entre los años 1998-2010 (Cuadro 18).
49
Cuadro 18. Cobertura por tipo de bosque y actividad relacionada a la conservación in situ del PINFOR por Zonas de Vida, dentro y
fuera de Áreas Protegidas en los años 1998-2010
Zona de Vida
Siglas
Hectáreas
Protección
Producción
Manejo de
regeneración
Reforestación
Total ha.
1
Bosque húmedo Subtropical cálido
(bh-Sc)
44,171.29
10,007.18
6.00
64,588.43
118,772.90
2
Bosque pluvial montano bajo
(bp-MB)
13,609.57
11.29
15,790.57
29,411.43
3
Bosque muy húmedo Subtropical templado (bmh-St)
12,355.85
270.03
2.01
23,213.25
35,841.14
4
Bosque pluvial Subtropical
(bp-S)
4,890.37
5,245.65
10,136.02
5
Bosque muy húmedo Subtropical cálido
(bmh-Sc)
45,058.04
2,414.45
236.80
101,331.18
149,040.47
6
Bosque muy húmedo Montano Bajo
(bmh-
MB)
5,467.03
981.12
306.12
9,998.56
16,752.83
7
Bosque muy húmedo Montano
(bmh-M)
5,026.57
135.05
1,494.89
7,734.76
14,391.27
8
Bosque muy húmedo Tropical
(bmh-T)
11,019.01
111.40
15,285.57
26,415.98
9
Bosque húmedo Subtropical templado
(bh-St)
14,467.88
895.24
92.04
22,365.01
37,820.17
10 Bosque seco Subtropical
(bs-S)
66.67
15.96
3,674.96
3,757.59
11 Bosque húmedo Montano
(bh-M)
251.76
251.76
12 Bosque seco Tropical
(bs-T)
13 Bosque húmedo Montano Bajo
(bh-MB)
4,743.73
2,681.89
95.52
10,190.87
17,712.01
14 Monte espinoso Subtropical
(me-S)
167.44
276.91
444.35
Acumulado
160,976.78
17,574.32
2249.34
279,947.48
460,747.92
Fuente: Datos PINFOR, Oficina SIG INAB
50
2.1.2. Conservación en tierras y bosques comunales
Dentro de los esfuerzos de conservación y manejo de los bosques de Guatemala,
resaltan en los últimos cinco años las acciones para promover la participación y
organización de las comunidades rurales, que tienen a su cargo tierras comunales.
Las tierras comunales son las tierras en propiedad, posesión o gestión de
comunidades indígenas o campesinas como entes colectivos, con o sin
personalidad jurídica. Son las tierras que tradicionalmente han sido poseídas
o tenidas bajo el régimen comunal, aunque estén registradas a nombre del
Estado, de municipalidades o de personas individuales (Grupo Promotor de
Tierras Comunales, 2009).
El Grupo Promotor de Tierras Comunales (2009) identificó una extensión de
1,577,124 ha. de tierras comunales en todo el país, que corresponde al 12% de la
superficie nacional. Estas cifras resaltan la importancia y oportunidades para estas
tierras y sector de la población.
Las tierras comunales tienen un papel fundamental en el altiplano central,
noroccidental y suroccidental en la conservación de los ecosistemas de
altura (3,000 msnm) y de los bosques montanos húmedo y muy húmedo.
Por ejemplo las tierras comunales en las montañas al norte de El Quiché
(área Ixil y Uspantán), contienen los bosques húmedo subtropical frío y
bosque pluvial subtropical. Especies forestales como el pinabete (
Abies
guatemalensis), que aparece en la lista de especies en peligro de extinción
(CONAP, 2009b) y el pino blanco (
Pinus ayacahuite), existen casi
exclusivamente en estos bosques comunales.
CONAP (2009a) reporta que los bosques de las tierras comunales de
Zacapa, Chiquimula, El Progreso y Jutiapa constituyen las últimas reservas
naturales para la diversidad biológica de las zonas de vida del bosque
espinoso y del bosque seco subtropical. En los litorales Pacífico y Atlántico
las tierras comunales y sus comunidades contribuyen al mantenimiento y
conservación de los bosques de manglar.
La mayoría de comunidades que manejan y conservan bosques en el país se
agrupan dentro de las organizaciones forestales comunitarias. En el cuadro 16 se
listan las principales organizaciones y la región dónde accionan.
El INAB a través del Proyecto de Fortalecimiento Forestal Municipal y Comunal,
BOSCOM, promueve, desde 1998, la administración forestal municipal y la
participación comunitaria a través de procesos de capacitación y asistencia
51
técnica, dirigida a municipalidades y comunidades rurales. Dentro del proyecto se
brinda también apoyo a la industrialización y comercialización para plantaciones y
bosques naturales con potencial de manejo sostenible.
Actualmente a través de BOSCOM se desarrollan proyectos de forestería
comunitaria con las siguientes instituciones: Proyecto Zacapa-Chiquimula,
Asociación INKO XANAKON, CARITAS Arquidiocesanas, Cooperación Española;
Proyecto Jupilingo Las Cebollas, Cooperativa El Recuerdo, Cooperativa El
Bosque, Cuerpo de Paz, CDRO, FLACSO, PLV, FEDECOVERA, ASILCOM,
CALMECAC, AFCG UT’Z CHE’, Red de Autoridades y Organizaciones Indígenas
de Guatemala.
El Proyecto BOSCOM contempla el apoyo en la formulación, gestión y ejecución
de proyectos para el manejo de los bosques comunales, a través de: visitas de
seguimiento y evaluación, capacitaciones, charlas, giras de campo, talleres, entre
otros. Para el efecto se suscribe carta de entendimiento en la que se estipulan los
compromisos de cooperación.
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