Incidencia de la pandemia de gripe de 1918-1919 en la mortalidad de la ciudad de Córdoba



Yüklə 87 Kb.
tarix16.02.2017
ölçüsü87 Kb.
#8836




Incidencia de la pandemia de gripe de 1918-1919 en la mortalidad de la ciudad de Córdoba

Autor Dr. Adrián Carbonetti

Centro de Estudios Avanzados UNC, CONICET

Acarbonetti2001@yahoo.com.ar


INTRODUCCIÓN

Hasta hace una década el hombre creía en su invulnerabilidad desde el punto de vista biológico, había vencido o debilitado a todos los otros organismos que competían con él o a sus mismos parásitos (Mc Neill 1984). Las enfermedades que estos parásitos le ocasionaban: la viruela, el sarampión, la fiebre tifoidea; y las más temidas: la peste bubónica, la tuberculosis, la sífilis y el cólera, habían sido suprimidas o en última instancia, en las sociedades occidentales, fueron controladas.

Sin embargo a mediados de la década del setenta hizo su irrupción en este escenario una enfermedad desconocida, el SIDA, “generando impotencia en la ciencia médica para combatirla y con repercusiones socio - políticas lo que ha otorgado a la misma un marcado carácter de agresividad social y han hecho resurgir ciertos reflejos colectivos propios de situaciones provocadas por la presencia, en el seno de las diferentes comunidades, de enfermedades como la peste, el cólera o la sífilis. El terror, el pánico, el egoísmo visceral, la explicación moral de la enfermedad analizada en términos de culpabilidad o de inocencia, la reivindicación de medidas encaminadas a excluir y aislar a los afectados o la búsqueda de chivos expiatorios, son algunos de los ejemplos de las reacciones y actitudes que, en diferentes etapas históricas, se han puesto de manifiesto cada vez que la sociedad se ha sentido amenazadas por alguno de estos procesos”.(Bernabeu Mestre 1989)

En este contexto es que las enfermedades, y especialmente las infecto - contagiosas y epidémicas, se constituyen en un excelente objeto de estudio para las ciencias sociales. La gripe, considerada en la actualidad una enfermedad menor, también generó los comportamientos que expresábamos anteriormente, especialmente en la pandemia de 1918-1919 pero por otro lado, desde una perspectiva epidemiológica, según Mc Keown (1976:101) “Es la única enfermedad epidémica infecciosa que en los países tecnológicamente avanzados representa actualmente una amenaza comparable a la experimentada en siglos anteriores a causa de enfermedades tales como la peste y el tifus. Es decir que la gripe es la única enfermedad que puede volver a revivir fenómenos ya olvidados por la humanidad. En ese sentido es que cobra vigencia el estudio de esta dolencia en su momento más crítico, es decir cuando generó el mayor número de muertes a nivel mundial con la pandemia de 1918-1919.


La problemática de la enfermedad a través de la historia
La enfermedad y la salud fueron, desde principios de la humanidad una parte importante de las preocupaciones de las sociedades, especialmente las dolencias infecto - contagiosas que en sus formas epidémicas generaban una alta mortalidad (Mc Neill 1984).

Este tipo de dolencias aparecieron cuando la humanidad comenzó a agruparse en ciudades, lo que provocó que se extendiera la cadena de contagios (Mc Keown 1990): la viruela, el sarampión, el tifus, la fiebre amarilla, el cólera, las gastroenteritis fueron las dolencias mas comunes y en el caso de Europa vino a agregarse luego, la mas mortal, la peste bubónica que devastó todo el continente durante el siglo XIV y a su vez fuera causa y consecuencia de carestías y crisis económicas y sociales. Todas estas dolencias, fueron percibidas, a lo largo de la historia como castigos divinos, como formas de castigos por los pecados sociales.

La incidencia de estas enfermedades sobre la población, las consecuencias económicas de interrupción del comercio (Nadal Jordi 1992)1, el abandono de los campos y la ciudad y el impacto sobre las sociedades llevaron a los poderes públicos, a fines de la edad media y principios de la moderna, cuando comenzaban a desarrollarse incipientes formas capitalistas, a conformar sistemas de salud que trataran de evitar este tipo de enfermedades y lucharan contra ellas cuando aparecían.

A pesar de estas previsiones las epidemias continuaron generando una importante cantidad de muertes en la población europea y a partir del siglo XVI en las poblaciones americanas (Mc Neill 1984). Es que éstas estaban íntimamente relacionadas a las condiciones de vida de la sociedad, a los flujos económicos y a las guerras. No obstante los importantes avances que se produjeron en la medicina y en la salud pública en los siglos XVIII y XIX, las condiciones de vida de los sectores proletarios que generó la revolución industrial, especialmente en Inglaterra, incidieron sobre el desarrollo de enfermedades infecto - contagiosas. "surgieron nuevas enfermedades, nacidas de la industrialización, del amontonamiento del proletariado en las ciudades (...). La ciudad se convierte en la matriz de las enfermedades infecciosas: cólera, viruela, tuberculosis y difteria (...)(Attali 1981:146).

Dentro de este esquema tal vez la enfermedad que menos preocupación despertó en la sociedad, en la medicina y en el mismo Estado a lo largo de todo este período fue la gripe: “En siglos anteriores, la gripe presentaba un contraste (…) agudo con las otras infecciones imperantes. Cuando la viruela, el tifus, la fiebre tifoidea, etc., eran infecciones constantes y a menudo mortales, la súbita aparición de la gripe fue casi tranquilizadora, porque por regla general, sólo originaba la muerte de los niños pequeño o los ancianos. Siempre se la asociaba con una moda frívola (Mc Farlane y White 1982: 256). Muchas epidemias (94) de este mal fueron contadas desde 1173 (la más antigua que se cree poder identificar) hasta 1875 de las cuales 15 fueron pandémicas, es decir afectaron poblaciones de Europa y Asia (Mc Neill 1984: 291). Casi todas ellas poseían un carácter benigno o generaban un escaso número de muertes este fenómeno fue similar en casi todas las apariciones de la enfermedad, hasta que se produjo la pandemia de 1918-1919, quizá uno de los mayores flagelos que sufrió la humanidad por el costo en vidas y en este caso se volvieron a recrear las situaciones anteriores, los sistemas de salud fueron rebasados, la enfermedad impactó fuertemente sobre la economía, recordemos que los grupos etarios que más la sufrieron fueron los que en ese momento se encontraban en el sistema productivo (Mcfarlane y White 1986: 259). Las poblaciones quedaron indefensas frente a una sepa de virus hasta ese momento desconocida y fuertemente destructiva para el ser humano; la medicina no había encontrado, aún, ni la forma de prevenir ni de curar mediante la farmacología este tipo de enfermedad y si a todo esto agregamos que muchas sociedades habían quedado debilitadas por el desarrollo de la primer guerra mundial, el panorama no distaba demasiado de las problemáticas de las epidemias antes de los avances sanitarios y médicos a que hacíamos referencia. “En 1918 y 1919 la confluencia de tropas norteamericanas con tropas europeas y africanas en el norte de Francia proporcionó el medio para el surgimiento de una epidemia de proporciones desconocidas. Sus responsables eran nuevas cepas de virus, que resultaron extraordinariamente destructivas para sus huéspedes humanos” (Mc Neill 1982: 291).

Esta pandemia se expandió hacia todo el planeta generando una cantidad inusitada de afectados, se calcula que 600 millones de personas y al mismo tiempo una importante cantidad de víctimas: 20 millones de personas para Mc Neill y entre 25 y 50 millones por causas directas e indirectas para Macfarlane Burnet y White (1986: 260). Es decir la pandemia de gripe generó mas víctimas en el mundo que la más grande conflagración mundial hasta el momento conocida2.

Las consecuencias sociales de esta crisis fueron suficientemente estudiadas en los países Europeos donde se desarrolló con mayor fuerza. Sin embargo en América Latina sus derivaciones sociales y demográficas no generaron mayor interés por lo cientistas sociales. A pesar de que tuvo un impacto importante en las sociedades americanas, sólo se pueden encontrar trabajo de médicos, en la mayoría de los casos contemporáneos, que en realidad realizan historias sobre la acción de la medicina mas que el impacto de la enfermedad sobre la sociedad. En ese sentido el único país que puede considerarse una excepción es Brasil que posee una importante tradición sobre el estudio social de las enfermedades. En éste país podemos encontrar tres trabajos recientes: una tesis de maestrado realizada por Claudio Bertolli Filho (1986) que analiza el impacto social de la gripe española sobre el Municipio de Sao Paulo, excelente trabajo por su envergadura; una tesis de maestrado perteneciente a Renata Ferreira que realiza un trabajo de los mismos ribetes de Bertolli aunque sobre la ciudad de Pelotas y un trabajo de Valencio Xavier que se restringe a “realizar un colage de ilustraciones y noticias sobre la epidemia de influenza, extraídas de diarios paranaenses” según Bertolli

En nuestro país prácticamente no hay trabajos sobre el desarrollo y consecuencias sociales de la epidemia de gripe a pesar de que tenemos noticias de un fuerte impacto demográfico y social especialmente en las provincias del norte del país. 3 Consideramos que esto se debe a que por un lado es posible que su impacto haya sido menor en las ciudades del Litoral como Rosario, Buenos Aires y Córdoba que es donde se da un mayor desarrollo de estudios sobre la temática de la salud. Por otro lado la salud y la enfermedad fueron problemáticas que, hasta hace algunos años habían despertado escaso interés en la mayoría de los historiadores argentinos ya que ésta temática estaba monopolizada por la historia de la medicina, realizada fundamentalmente por médicos que veían a esa historia como una narración acerca de los adelantos y las proezas de la ciencia médica, especialmente moderna, pero que no ponían énfasis en la diversidad de factores que incidían en esta problemática: los desencadenantes de las enfermedades, las condiciones de vida de la población y los conflictos que suscitaban la salud y la enfermedad, en momentos de conformación de los sistemas de salud.

En este sentido el análisis de la incidencia de la enfermedad sobre una sociedad concreta, sobre un microcosmos determinado, permitirá desarrollar un análisis mas acabado sobre los diferentes aspectos socio - demográficos de la enfermedad. La ciudad de Córdoba se transforma en es microcosmo de importancia para llevar a cabo un análisis de carácter micro que permita analizar justamente los fenómenos sociales que generó la enfermedad y que en un medio macro no se puede percibir. La ciudad de Córdoba además cobra importancia al encontrarse a mitad de camino entre la provincias del Litoral más ricas y desarrolladas y que fueron menos afectadas por la epidemia de 1919 y las del norte más pobres y que contribuyeron con más número de muertos a la epidemia, como observaremos más adelante.

El estudio del impacto de esta enfermedad se llevará a cabo en tres momentos: uno es el contexto nacional que será elaborado a partir de datos del Boletín de Demografía del Departamento Nacional de Higiene, un momento se refiere a un análisis socio - demográfico del impacto de la enfermedad sobre la ciudad de Córdoba a partir de los datos de mortalidad para el año 1919 momento de mayor auge de la epidemia en base a los datos del Boletín Mensual Municipal y por último haremos algunas acotaciones acerca del rol del Estado y las percepciones sociales hacia la enfermedad.


La epidemia de gripe en Argentina

Al igual que en otras partes del mundo, aunque un poco más atrasada, la pandemia de gripe llegó a la Argentina, a través del Puerto de Buenos Aires en Octubre de 1918, el momento en que se desató la epidemia y las características que asumió la convirtieron en un mal relativamente benigno. En efecto, el Boletín de Demografía del Departamento Nacional de Trabajo describía el auge de al enfermedad y daba algunas cifras acerca de la extensión de la enfermedad: Las muertes en las 14 provincias más la Capital Federal fueron escasas, 2240 muertes en todo el año 1918, de las cuales 1969, es decir el 88% se produjeron en los meses de octubre a diciembre, los distrito mas afectado fueron las provincias del Litoral, Capital Federal, Provincia de Buenos Aires, Córdoba, Corrientes, Entre Ríos, Santa Fe y Mendoza. Las menos afectadas fueron las provincias del norte y noroeste:

En noviembre se la observa en casi todas las provincias en algunas con mucha en otras con poca intensidad, respetando su propagación las provincias de La Rioja, Catamarca, Salta y Jujuy, que se encontraban en plena epidemia sarampionosa.”4

A Principios del año 1919 vuelve la epidemia de gripe a desarrollarse en todo el país

se manifiesta sobre todo en el norte de la república, siguiendo su avance para tomar más al país en junio y puede decirse que en este mes y el siguiente, la epidemia llegó a su período álgido, produciendo 3498 y 3488 defunciones respectivamente”5

Esta segunda oleada produce 12. 755 muertes, en todo el año 1919, de las cuales el 92,8% se produjeron entre los meses de mayo y octubre. Según el Boletín del Departamento Nacional de Higiene la epidemia duró desde Julio a septiembre, dependiendo de las provincias, cede primero en Jujuy, Corrientes, Entre Ríos, La Rioja, Catamarca y presenta a último momento un pico en Santiago del Estero en el mes de setiembre.

A través del testimonio del Boletín del Departamento Nacional de Higiene podemos observar que las oleadas impactaron de forma distinta en las diferentes provincias, mientras que las provincias del litoral sufrieron la primera ola más benigna, generando anticuerpos en las poblaciones. Las provincias más pobres del noroeste se vieron atacadas por la segunda oleada mucho más mortífera.

Cuadro Nº 1

F
uente: Boletín del Departamento Nacional de Higiene


En el cuadro Nº 1 que se completa con los datos que extrajimos del Boletín del Departamento Nacional de Higiene se puede observar que algunas provincias del Norte como Tucumán, Salta y Santiago del Estero tuvieron una fuerte mortalidad generada por la gripe en la segunda oleada, es decir en 1919.

Ahora bien el problema que se suscita con los datos sobre las catorce provincias y que nos brinda el Boletín de Demografía del Departamento Nacional de Higiene no permite sacar conclusiones acerca de a que sectores sociales afectó con más fuerza la gripe, tampoco los grupos de edad donde más incidió con su mortalidad una enfermedad que se podría denominar de democrática pues ataca a todos los grupos sociales pero que provoca la muerte en algunos, especialmente a los mas desprotegidos económicamente, por otro lado tampoco se pueden analizar las visiones sociales frente a la enfermedad.



Características de la ciudad de Córdoba en momentos de la Epidemia de grippe


A partir de las últimas décadas del siglo pasado, como consecuencia de la inserción del litoral argentino a la división internacional del trabajo como productor de materias primas, la ciudad de Córdoba reforzó aún más su papel, adquirido durante la colonia y consolidado durante los primeros tiempos independientes, de paso obligado del comercio del centro y norte argentino. Por otro lado, el avance sobre el desierto perteneciente al indio y el desarrollo de la inmigración desde el otro lado del Atlántico la convirtió en centro administrativo de una amplia región del sur de la provincia del mismo nombre que se poblaba y desarrollaba, por aquellos fenómenos. Estos factores le dieron un dinamismo como pocos a la antigua ciudad colonial que sufrió una modernización creciente en todas sus estructuras. (Ansaldi 1991: 469, 477).

Este movimiento modernizador que impactó en la estructura urbana estuvo acompañado de un crecimiento poblacional importante, fruto de la convergencia de inmigración intraprovincial y la que llegaba desde el otro lado del Atlántico: La primera debido a la reestructuración rural que se producía en el norte de la provincia. Los Departamentos del norte cordobés que durante este período no accedieron al esquema de desarrollo económico hacia afuera impuesto por la élite dominante argentina y entraron en un proceso de empobrecimiento sostenido que derivó en migraciones de población hacia la ciudad de Córdoba. La segunda tenía como consecuencia la fuerte corriente inmigratoria que, con población mayoritariamente europea se establecía en el sur de la provincia fundando colonias, pueblos y que influyó fuertemente en el desarrollo de la Capital.

El motor crecimiento de población era, entonces, la inmigración ya que hasta fines del siglo XIX y las primeras décadas del XX “continúan dándose las características demográficas de una sociedad tradicional: alta tasa de natalidad, alta tasa de mortalidad, baja tasa de crecimiento. No obstante, hemos observado que la población de la ciudad de Córdoba se duplica, fenómeno al que contribuye el extraordinario incremento de la inmigración”. (Iparrguirre 1970: 285).

El esquema de la mortalidad estaba determinado por condiciones de vida paupérrimos de vastos sectores de la población y falta de infraestructura sanitaria. Si bien existió un crecimiento demográfico producto de un proceso migratorio espectacular, no fue acompañado por un desarrollo de la infraestructura habitacional, sanitaria y económica lo que potenció problemas estructurales y de higiene. A esto se sumaba un crecimiento urbano sin un sustento económico e industrial suficiente para generar trabajo en aquellos inmigrantes que llegaban a la ciudad. Es así que se forman barrios en la periferia de la ciudad caracterizados por condiciones deficientes tanto de habitación como de higiene, donde se alojan los elementos marginales de la sociedad, los jornaleros, los desocupados, las prostitutas, los delincuentes etc.

En su excelente trabajo Ansaldi (1991:498) completa las características que presentaba Córdoba al comenzar el siglo. “Pese a que la traza de la ciudad se modifica, el crecimiento demográfico es superior al crecimiento de la infraestructura urbana, especialmente en lo que atañe a aguas corriente, cloacas, viviendas y sanidad. Por añadidura la atención de estas necesidades es espacial y socialmente desigual. Los barrios o las áreas barriales donde viven los trabajadores disponen insuficientemente o no disponen de condiciones dignas de vida cotidiana. El conventillo y el rancho son su vivienda habitual”.

A las deficiencias en habitación y trabajo que sufrían los sectores populares de la ciudad de Córdoba se agregaba la falta de agua potable o pozos contaminados, la manipulación antihigiénica de los alimentos etc. Esta situación se potenciaba con las condiciones del sistema asistencial de salud, caracterizados por ser deficiente e inoperante para la cantidad de habitantes con que ya, a principios de siglo, contaba la ciudad de Córdoba lo cual se traducía en un peligro constante para sus pobladores. Apenas el hospital San Roque y el hospital de Niños, sin existir Maternidad completaban el sistema sanitario público en los primeros años del siglo. Recién en la década del diez fue fundada la Casa de Aislamiento para enfermos infecto - contagiosos en un edificio que no había sido construido para tal fin, este emprendimiento concluyó con la construcción del hospital Rawson para enfermos contagiosos que comenzó a funcionar en la década del veinte. En los primeros años del segundo decenio se construye también el hospital de Clínicas como una iniciativa de la Universidad Nacional de Córdoba. Estos establecimientos, con escasa cantidad de camas y magros presupuestos constituían todo el andamiaje público para combatir las enfermedades a principios de siglo. Por otro lado algunos pocos sanatorios pertenecientes a mutuales o privados ayudaban en la lucha por la salud de los cordobeses. En el caso de las dolencias infecto - contagiosas la mayoría de los enfermos terminales eran hospitalizados en la Casa de Aislamiento donde se los introducía para morir.



La epidemia de Gripe en la ciudad de Córdoba

Como pudimos observar en párrafos anteriores, al momento de la llegada de la enfermedad las condiciones sanitarias no eran las mejores en la ciudad fundada por Cabrera, lo que provocaba que su población sufriera constantes ataques de enfermedades endémicas y epidémicas dentro de las cuales las más importantes eran la tuberculosis (Carbonetti 1999), la fiebre tifoidea, la viruela, el sarampión generando tasas de mortalidad general de entre 30 y 40 por 1000 y una esperanza de vida al nacer de 35 años aproximadamente (Ver Carbonetti 1999 y Celton 1992). Salvo la incidencia de la tuberculosis, se pueden apreciar las tasas de mortalidad por estas enfermedades en el cuadro Nº 2 donde observamos el desarrollo de epidemias especialmente de fiebre tifoidea, viruela y sarampión que atacaban con fuerza a la población infantil.



Cuadro Nº 2

F
uente Boletín Mensual Municipal de la Ciudad de Córdoba


La pandemia de grippe que se había desarrollado en los países de Europa occidental a principios de 1918, comenzó a generar sus primeras víctima en los meses de Octubre y Noviembre del mismo año en la ciudad de Córdoba (ver gráfico 1), como comentamos para el caso argentino su impacto sobre la mortalidad en esta primera oleada fue bastante benigno, generando una escasa cantidad de casos fatales. Este fenómeno puede observarse en el cuadro Nº 2 donde se aprecia una tasa cercana a las 34 muertes por cada 100.000 habitantes, si bien superior a años anteriores, bastante menor a la tasa que provocará la grippe en el año posterior cercano a 154 por 100.000 habitantes. La mayor parte de esta tasa se produjo en los meses de mayo a octubre. (Ver gráfico Nº 1)

Este fenómeno puede observarse en el gráfico Nº 1 donde se expone la cantidad de muertes provocadas por la grippe a lo largo de los meses de 1918 y 1919 en valores absolutos, en él se puede apreciar que la epidemia generó dos oleadas la primera tuvo su punto culminante en el mes de noviembre pero a partir de diciembre comienza a descender. La segunda oleada que comienza a partir de mayo y dura aproximadamente dos meses (junio y julio) cayendo en los meses posteriores esta fue la de mayor relevancia.

Gráfico Nº1

F
uente: Boletín Mensual Municipal de la ciudad de Córdoba

Ahora bien, el análisis desarrollado hasta el momento nos lleva a preguntarnos acerca de cuales fueron los grupos etarios y el sexo mas perjudicado desde el punto de vista de la mortalidad por la epidemia, ya que como expusimos anteriormente no podemos analizarlo a partir de la morbilidad, pues, como expresa Beatriz Echeverri (1993:49) “como consecuencia del enorme número de personas que enferma en poco tiempo, los servicios médicos y sanitarios no logran cumplir con rigor los requisitos burocráticos”.

Una de las características más singulares de esta pandemia a nivel mundial fue el que impactó fuertemente en los grupos etarios intermedios, productivos entre 20 y 40 años, este fenómenos quedó demostrado en el excelente trabajo realizado por Beatriz Echeverri (1993:122) para España quien afirma a partir de la elaboración de tasas específicas de mortalidad que la epidemia de 1918 en España generó una mortalidad más elevada entre las personas con edades comprendidas entre 25 y 30 año aunque, según la autora, era muy abultada en las edades inmediatamente anteriores y posteriores.

La elaboración de tasas de mortalidad específicas por edad y sexo para la ciudad de Córdoba permite apreciar características distintas en lo que se refiere a la edad. En el gráfico 2 se observa un predominio de las muertes en las edades más débiles de la población, especialmente en los grupos de menos de 1 a 4 años y 50 y más años, es decir

los grupos que en las epidemias gripales eran las principales víctimas.
Gráfico Nº 2

A pesar de este fenómeno se verifica un crecimiento a partir del grupo 15 – 19 en ambos sexos, más abrupto y estabilizado en las mujeres y con un crecimiento constante en los varones estudiados, por último podemos observar un crecimiento fuerte en las mujeres en el grupo etario 60 y más.



Cuando se analiza las causas del impacto mayor sobre los niños y los ancianos comienzan a aparecer las diferencias sociales como determinante de este fenómeno. Una editorial del diario Los Principios de la ciudad de Córdoba en el día 11 de junio, cuando más arreciaba la epidemia, nos acercan a las características sociales que poseían los individuos muertos por esta enfermedad. En dicha editorial el periódico exponía : “(...) Hoy con motivo de la epidemia de grippe, de coqueluche y difteria el problema se actualiza de nuevo porque son esos niños con malas condiciones de nutrición las víctimas preferidas de las complicaciones de las difundidas dolencias” (Los Principios 11/6/1919).

En ese sentido y con respecto a la relación entre mortalidad por gripe y condiciones sociales de existencia, el diario antes citado reflejaba nuevamente algunas opiniones que pueden dar la pauta de la estrecha relación entre las dos variable antes mencionadas. En efecto en el día 14 de junio de 1919 Los Principios publicaba en su editorial la problemática de los pobres en relación a la grippe “El flagelo reinante, la grippe, que ha vuelto a invadir el país entero viene causando bajas considerables en la población de la provincia y especialmente en esta capital. Las estadísticas de mortalidad por la epidemia están demostrando con evidencia incuestionable que la enfermedad, benigna y casi sin consecuencias de un principio se ha tornado un mal gravísimo que asume proporciones (...) cada vez más alarmantes.

Y esos estragos se están potenciando de modo especial entre la población pobre que carece de los recursos suficientes para atenderse en forma debida. Explícase así la alarmante cantidad de casos fatales producidos hasta ahora” (Los Principios 14/ 06/1919)
Estas palabras nos hacen tratar de dilucidar cuales fueron los sectores sociales más afectados, desde el punto de vista de la mortalidad por la pandemia de grippe. En ese sentido cobra importancia la distribución espacial de las muertes por la enfermedad teniendo en cuenta la hipótesis de que en el espacio cordobés se reflejaba la división de la clases de su sociedad

En efecto, Las diferencias sociales existentes en la ciudad de Córdoba a principios del siglo XX se reflejaron también en una división del espacio urbano. Al igual que en otras ciudades en crecimiento a principios de siglo en la ciudad de Córdoba la división espacial coincidía con la división social, esta estructura del espacio urbano duró hasta mediados del siglo XX. . (Ansaldi 1991).

El vértice de la pirámide social, es decir los sectores dominantes tanto política como social y económicamente, ocupaban las zonas centrales del espacio urbano, mientras los elementos marginales vivían en la periferia donde la infraestructura y las condiciones habitacionales eran precarias, "donde viven los trabajadores cordobeses disponen insuficientemente, o no disponen, de condiciones dignas de vida cotidiana. El conventillo y el rancho son sus viviendas habituales. Cuando las carencias en tales condiciones se unen a la falta de trabajo y a la posibilidad de encontrar un hueco o un plano en las barrancas aptos para instalar una morada o una vivienda muy precaria se conforma un verdadero hábitat de elementos marginales o cuasi a la sociedad. La marginalidad de estos barrios respecto de la ciudad, mas específicamente de su centro es tanto social cuanto física". (Ansaldi, Waldo 1991: 500)

Esa distribución espacial de las clases sociales y su marginalidad se reflejaba, también, en las muertes de enfermedades infecto - contagiosas. En efecto, al comparar las tasas de mortalidad por grippe en las diversas secciones y vincularlas con el estado de pobreza de éstas, queda sentado que las secciones donde la pobreza poseía una magnitud mayor, la epidemia generaba tasas mas altas de mortalidad, esto tomando en cuenta el promedio que significa la tasa de mortalidad en la ciudad de Córdoba.

Así, la sección sexta, tercera y cuarta poseían tasas de mortalidad por grippe superior a la de la ciudad de Córdoba en su totalidad. La primera de éstas era reconocida por los médicos de la época como un problema para la salud pública debido a las deficientes condiciones sociales que se reflejaban por ejemplo en la vivienda donde el rancho y el inquilinato eran las viviendas habituales. La sección tercera poseía un grado importante de población en condiciones de indigencia, reflejándose en la formación de barrios marginales como “El Abrojal”. La excepción parece ser la sección cuarta lugar donde si bien había una importante cantidad de población pobre era una zona que comenzaba a ser poblada por los sectores dominantes de la sociedad, aunque la elevada tasa de mortalidad por gripe puede deberse, justamente, al impacto sobre aquella población pobre que habitaba en esa zona. Por debajo del promedio que significa la ciudad de Córdoba se encuentran algunas secciones como la quinta habitada por población perteneciente a sectores obreros, aunque esta tasa se encuentra apenas por debajo de la de la ciudad de Córdoba. Las secciones primera y segunda donde habitaban los sectores más pudientes son las que poseen menores tasas de mortalidad por esta enfermedad.



Cuadro Nº 3
F
uente: Boletín Mensual Municipal de la Ciudad de Córdoba
La menor mortalidad por la pandemia de grippe en los lugares donde vivían los sectores mas pudientes no significa que estos sectores sociales no hayan sido atacados por la enfermedad, sino que frente a ella poseían mayores recursos para superarla como atención médica permanente, acceso a instituciones sanitarias, acceso a algún tipo de tratamiento, mejores elementos nutricionales que le permitían generar mayores resistencias a la enfermedad. Estos recursos con que contaban estos sectores no eran percibidos por los sectores menos pudiente que se encontraban en las zonas periféricas y que debieron soportar la enfermedad en condiciones de indefección frente a un Estado que no respondía a los requerimientos de la sociedad y cuyos servicios sanitarios fueron rebasados rápidamente, en ese sentido hay varios artículos de diario que expresan como el desarrollo de la enfermedad generó rápidamente problemas en la atención de los enfermos.

Si bien a lo largo de la extensión de la epidemia se había clausurado los colegios, suspendido las clases se habían intentado clausurar los lugares de reunión como cines y bares, su función como regenerador de la salud se veía fuertemente rebasado.

En ese sentido el diario Los Principios se hacía eco de la ineficiencia del Estado frente a la enfermedad. En el mismo editorial que transcribíamos anteriormente el periódico católico hacía un llamado a la intervención del Estado en defensa de los pobres “Urge entonces que los poderes públicos se preocupen activamente y preferentemente de este asunto cuya gravedad no se puede desestimar adoptando las providencias a la altura de las proyecciones del mal, superándolo para combatirlo y extirparlo y prestando socorro ya la ayuda que necesitan los pacientes pobres especialmente. Para ello la suma de 20.000 pesos acordada por la legislatura para gastos en profilaxis en al provincia nos parece insignificante”. Luego el diario proponía “El establecimiento de un sanatorio o lazareto, siquiera provisorio puede ser, entre otros, una resolución eficiente y de verdadero socorro, dado que allí podrían encontrar amparo y la asistencia racional y médica requerida los numerosísimos enfermos pobres de esta capital por lo menos salvando de un modo una gran cantidad de casos fatales producidos hasta ahora por las complicaciones de la enfermedad determinada exclusivamente por la falta de asistencia

En cierta medida, el diario, reflejaba una situación que vivía la sociedad cordobesa frente a la enfermedad, escasos recursos por parte del Estado, instituciones sanitarias insuficientes que eran rebasadas rápidamente por la extensión del mal. Esta situación era expresada por el mismo diario en el 4 de junio de 1919 “la gripe entre nosostros se expande y toma proporciones registrándose el cómputo de cincuenta llamados que hicieron anteayer a al Asistencia Pública para atender otros tantos atacados por este mal. Si se considera que solo una parte de mínima de los enfermos son los que requieren los servicios de la asistencia y que las personas acomodadas y de media posición prescinden de sus servicios en absoluto, se comprenderá el desarrollo adquirido actualmente por la epidemia” (Los Principios 4/6/1919).

Estos párrafos que transcribimos son sólo algunos y en todo caso los menos significativos de los que publicaba el diario con respecto a la acción del Estado frente a la enfermedad. Es que en cierta medida los distintos niveles estatales, municipio, provincia y Nación si bien ya habían asumido su actitud de garantes de la salud pública, esta era de defensa frente a la enfermedad y no de prevención, y esta acción se debía a la pobreza estructural en que se encontraba, obligándolo a generar políticas de salud frente a enfermedades endémicas y no las epidémicas ya que mientras no aparecieran dejaban una estructura sanitaria en condiciones ociosas, a lo cual debe agregarse la falta de recursos humanos con que enfrentar este tipo de enfermedades.

Por último nos queda analizar las percepciones sociales frente a la enfermedad, en ese sentido aparece nuevamente en 1919 como en la mayoría de las epidemias que azotaron la humanidad la percepción de la epidemia como un castigo divino a partir de los pecados que cometía la sociedad. En el mismo diario del cual estamos extractando noticias acerca de la gripe aparecía un editorial con el título de: Por la salud Pública. En dicho editorial llamaba a acudir al altar de la Virgen del milagro " confesando una vez más nuestras faltas y aplacando con la constricción la justicia del Señor, rogándole levante de nuestras espaldas el látigo justiciero con que nos castiga" .Anteriormente el editorial exponía: No es un misterio para las almas buenas que estamos bajo el castigo de Dios (...) Nuestros mayores no estaban desorientados; sabían y confesaban que Dios manda los castigos públicos, y luego el comentaba "nosotros que descuidamos nuestras tradiciones de fe olvidamos fácilmente de acudir al templo, hoy que todos los hogares sienten el flagelo de la grippe que se presenta cada vez mas con síntomas mas alarmantes y hace víctimas abundantes". En este diario, a pesar de ser de origen católico, se puede apreciar las percepciones con que la sociedad enfrentaba a la enfermedad: Esta representaba el castigo como consecuencia de los pecados, ya no individuales sino sociales y la única forma de deshacerse de ese "azote" era volver al seno de la iglesia "agradando al señor". En este sentido consideramos a estas afirmaciones como hipótesis a ser estudiadas con mayor cantidad de fuentes.



Conclusión

A lo largo del trabajo pudimos observar que la pandemia de gripe impactó fuertemente sobre la población cordobesa, especialmente en lo que se refiere a la morbilidad, perjudicando la estructura productiva y generando la suspención de actividades como clases o las actividades de reunión y entretenimiento.

Por otro lado a través del análisis epidemiológico se pudo percibir que la epidemia de gripe se dio en un contexto socio - demográfico caracterizado por el desarrollo constante de enfermedades infecciosas epidémicas y endémicas que generaban una alta mortalidad en la población. Ahora bien, no obstante las condiciones descriptas las primer oleada, aparentemente más benigna generó escasas muertes lo que pudo haber influido para que la segunda oleada que impacta en toda la población argentina, sobre todo en lo que se refiere a la mortalidad, no tuviera esa envergadura en la ciudad de Córdoba.

Otro de los aspectos que llamó la atención fue el que la mayor incidencia en la mortalidad no se diera en los grupos etarios intermedios sino en los grupos extremos de la población, es decir en los niños menores de 5 años y en los mayores de 60 años.

El análisis de la distribución espacial de las muertes permitió apreciar un incidencia mayor en los sectores menos pudientes de la sociedad que se encotraban en las zonas marginales de la ciudad, aspecto este que se dio a partir de la escasa intervención del Estado que dejó a estos sectores sociales indemnes frente a la enfermedad.

Por último hemos intentado introducirnos brevemente a percepciones sociales frente a la enfermedad. En este sentido consideramos que la grippe fue percibida por la sociedad como un castigo divino, esto como hipótesis debido a la escasa cantidad de fuentes que analizamos.



Bibliografía

Ansaldi, Waldo . “Industria y urbanización. 1880-1914. mimeo. tesis doctoral Universidad Nacional de Córdoba. 1991


Attali, Jacques. El Orden canibal. Editorial Planeta. Buenos Aires. 1981
Bernabeu Mestre Josep. La actualidad historiográfica dela historia social de la enfermedad. En Boletín de la Asociación de Demografía Histórica. VII-3. Madrid 1989.
Bertolli, Claudio Filho. Epidemia E sociedade. A grippe Espanhola no Municipio de Sao Paulo. Disseertaçao de Mestrado apresentada ao Departamento de Historia da Faculdade de Filosofía Letras e ciencias Humanas da Universidade de Sao Paulo. Mimeo. Sao Paulo. 1986.
Carbonetti Adrián. Enfermedad y sociedad. La tuberculosis en la ciudad de Córdoba 1906-1947. Editorial de la Municipalidad de Córdoba, Córdoba 1999.
Celton Dora . La mortalidad en la ciudad de Córdoba(Argentina) entre 1869 y 1990. En Boletín de la Asociación de Demografía histórica de España. X, 1. 1992
Echeverri Dávila Beatriz. La Gripe española. La pandemia de 1918-1919. Editorial Siglo XXI. Madrid. 1993
Iparraguirre, Hilda. Notas para el estudio de la demografía de la ciudad de Córdoba en el período 1869-1914. En Homenaje al Dr. Ceferino Garzón Maceda. Instituto Americanista. Univesidad Nacional de Córdoba. 1970
Macfarlane Burnet y White D. Historia Natural de la enfermedad infecciosa. Editorial Alianza. Madrid. 1982.
Mc Neill William. Plagas y Pueblos. Editorial Siglo XXI. Madrid. 1984.
Mc Keown Thomas. El crecimiento moderno de la población. Editorial Antoni Bosch. Barcelona. 1976.
McKeown Thomas. Los orígenes de las enfermedades humanas. Editorial Crítica. 1990
Nadal, Jordi. Bautismos,desposorios y entierros. Estudios de historia demográfica. Editorial Ariel. Barcelona. 1992.

1


2


3 Boletín del Departamento Nacional de Higiene, Sección Demografía. 1920.

4 Ibid pag 31.

5 Ibid pag 28

Yüklə 87 Kb.

Dostları ilə paylaş:




Verilənlər bazası müəlliflik hüququ ilə müdafiə olunur ©azkurs.org 2024
rəhbərliyinə müraciət

gir | qeydiyyatdan keç
    Ana səhifə


yükləyin