Su arcaico precedente en el antiguo Egipto. Las primeras reseñas biográfica datan del siglo X [...] en desarrollar una pluma fiable fue lento hasta mediados del siglo XIX. Este lento desarrollo fue debido a un entendimiento imperfecto del papel que tenía la presión del aire en la pluma y del uso de tintas altamente corrosivas con muchos sedimentos.
Fue en los años 1850 cuando comenzó en 1856 en una aceleración de patentes y producción de estilográficas. Sólo después de tres inventos claves se convirtió en un instrumento popular para la escritura. Estas invenciones fueron el plumín de la tinta puede ser de varios colores como oro y plata
El rumano Petrache Poenaru, estudiante en París inventó la pluma fuente, que fue patentada por gobierno francés en mayo de 1827. En los años 1870, Duncan MacKinnon, un canadiense que vivía en Nueva York, y Alonzo T. Cross de Providence (Rhode Island) crearon plumas estilográficas con un plumín hueco y un alambre como válvula. Las plumas estilográficas eran muy usadas para el diseño técnico, hasta que se empezó a producir en masa en los años 1880.
Los productores dominantes en Estados Unidos en este periodo eran Waterman, Plumingo, Wirt, en Nueva York y Bloomsburg (Pensilvania) respectivamente. Waterman pronto sobrepasó a Wirt, junto con muchas compañías que se originaban para rellenar el recién creado mercado de la pluma estilográfica, y se mantuvo como líder de mercado hasta los años 1920.
En ese momento las plumas se recargaban desatornillando una parte del depósito hueco y añadiendo la tinta con un cuentagotas. Este era un sistema lento y ensuciaba mucho. Además, las estilográficas tendían a derramar tinta dentro de los capuchones y en la juntura por donde se abría el depósito para rellenarlo.
Cuando los problemas de los materiales habían sidos superados y el flujo de tinta mientras se escribía se había arreglado, los siguientes problemas fueron solucionar el método de rellenar y los derrames, dejando el sistema de relleno por cuentagotas al de depósito flexible que absorbía la tinta del tintero.
Uno de los sistemas de llenado más exitoso fue el de depósito flexible Crescent en 1897 por Conklin, seguido por el de ranura lateral de Waterman. Fue en 1912 cuando Walter A. Sheaffer introdujo el sistema de palanca, paralelamente junto con el sistema de botón de Parker.
Mientras tanto, inventores giraban su atención al problema de los escapes. Algunas de las primeras soluciones vinieron en forma de una pluma de "seguridad" con un plumín retráctil que permitía que el depósito de tinta fuera tapado como una botella. Uno de los éxitos en esto fue el de Brown de la Caw's Pen and Ink Co. y de Morris W. Moore de Boston. En 1907 Waterman comenzó a comercializar la pluma de seguridad llegando a ser rápidamente la pluma más distribuida de ese tipo.
Para las estilográficas sin plumín retráctil el uso de capuchones de rosca que sellaba la pluma solucionó con eficacia el problema de los derrames. Estas plumas también eran comercializadas como plumas de seguridad como la Parker Jack Knife Safety y la Swan Safety Screw-Cap.
Plumas estilográficas Parker de los años 20.
En Europa, el alemán Günther Wagner Ruperstinky introdujo la pluma Pelikan en 1929, basada en patentes adquiridas de plumas estilográficas de tinta sólida de la factoría de Slavoljub Eduard Penkala en Croacia. Las siguientes décadas trajeron más avances tecnológicos, como la sustitución de la goma por el celuloide, lo que permitía crear plumas con un rango de color y diseño más amplio.
Durante los años 1940 y 1950, las lapiceras aún conservaban su dominio. Los primeros bolígrafos eran caros, con tendencia a los derrames y una irregular fluidez de la tinta. En ese periodo aparecieron modelos clásicos como la Parker 51, la Sheaffer Triumph y la Eversharp Skyline.
En los años 1960, gracias a las mejoras producidas, los bolígrafos comenzaron a dominar el mercado de la escritura. Sin embargo, las plumas de cartuchos recargables eran aún comunes en países como Alemania o Francia. Otras empresas, como Montblanc, se dirigían a un mercado más selecto, creando plumas como objetos de lujo más que para la escritura diaria.
En la actualidad, las tendencias se centran en plumas estilográficas desechables de vivos colores, con precios asequibles y con el sistema de cartuchos de plástico como método de relleno.